Las tres mayores tendencias convergentes en el lugar de trabajo - automatización, grupos abiertos de talentos y mayor flexibilidad - están creando una oportunidad única en una generación, transformando cómo se venía desarrollando la forma de trabajar. Los nuevos modelos de trabajo presentan una posibilidad atractiva para una experiencia del empleado energizante, con mayor producción, a menor costo. Sin embargo, esta combinación de resultados podría seguir siendo sólo una posibilidad si no reconoce que, junto con el atractivo comprensible, existe un riesgo menos obvio que debe gestionarse.
Muchos de los beneficios de repensar cómo, cuándo y dónde se debería realizar el trabajo, se han discutido ampliamente: menores costos de bienes raíces para las empresas, menor necesidad de viajar, mayor flexibilidad de horarios y ubicación para las personas. Pero poco se ha debatido acerca de cómo los nuevos modelos de trabajo también remodelarán el perfil de riesgo de una organización y exigirán un enfoque diferente para la gestión de riesgos. En particular, requerirá una asociación de su negocio y de los líderes para monitorear nuevas vulnerabilidades entrelazadas, evaluar la tolerancia al riesgo y garantizar que la empresa y los empleados estén adecuadamente protegidos de consecuencias imprevistas e interconectadas.
Poco se ha debatido acerca de cómo los nuevos modelos de trabajo también remodelarán el perfil de riesgo de una organización y exigirán un enfoque diferente para la gestión de riesgos.
Creemos que si lo hace bien, su organización obtendrá una ventaja sostenible.
Además del impacto potencial en la cultura y la innovación de la empresa que muchos líderes han considerado, existen otras áreas importantes que no deben pasarse por alto:
Más allá del impacto comercial directo, las decisiones sobre nuevos modelos de trabajo afectarán a las comunidades en las que operan. Un claro ejemplo de esto es cómo el trabajo remoto cambió drásticamente la apariencia de los principales distritos comerciales. Las calles que estaban repletas de viajeros y trabajadores de oficinas, se vaciaron y, con eso, una variedad de proveedores de servicios (cafeterías, vendedores de alimentos, mensajeros y más) quedaron sin negocios.
Con la creciente probabilidad de futuros eventos disruptivos (más crisis de salud global, eventos climáticos extremos y tensiones geopolíticas), se produce un impacto en cómo y dónde se realiza el trabajo. Esto tendrá efectos duraderos para las economías, incluidas las microeconomías alrededor de las principales ciudades y comunidades.
Es posible que el papel que juegan las empresas en la definición del efecto, se convierta en un área de riesgo para la reputación y también podría influir en las consideraciones ambientales, sociales y de gobierno (ESG) de los empleados y de los inversionistas.
Estos riesgos no deberían disuadir a los líderes de invertir en esta extraordinaria oportunidad de reinventar el futuro del trabajo. Más bien, los líderes deben tener en consideración sus nuevos perfiles de riesgo dentro de su estrategia de cambio, para así desbloquear todo el potencial de la oportunidad. Simplemente requerirá un equilibrio cuidadoso y un enfoque sistemático para:
Destacando esta transformación está la experiencia del empleado (EX), la cual, dado a que las formas de trabajo seguirán cambiando la forma en que sus empleados interactúan con su organización y se conectan entre sí, demanda una atención especial.
Nuestra Encuesta global sobre la experiencia de los empleados 2021 refleja este punto: el 92 % de las organizaciones planea mejorar su EX en los próximos tres años.