Medellín es una ciudad de transformación que está bien documentada. Desde que se tiene memoria, la ciudad ha pasado rápidamente de estar sumida en una violencia debido al narcotráfico a tener una economía próspera que florece con ideas inspiradas de empresarios y funcionarios públicos. Ubicada en dos exuberantes coordinaciones andinas, el renacimiento de la llamada Ciudad de la Eterna Primavera es una historia de éxito que merece ser protegida.
“No obstante, lo que hace a esta ciudad tan hermosa, que es su clima, también amenaza esa paz y estabilidad tan duramente obtenidas.”
Paula Pagniez | Directora de Práctica de las Américas, Centro de Clima y Resiliencia.
No obstante, lo que hace a esta ciudad tan hermosa, que es su clima, también amenaza esa paz y estabilidad que tanto costó conseguir. Las fuertes lluvias que siguen a una prolongada sequía ya amenazan los hogares, las vidas y los medios de sustento de quienes viven en las empinadas laderas de los valles que rodean la ciudad, y el cambio climático va a empeorar la situación. Asimismo, el riesgo de terremotos está siempre presente en Colombia. De acuerdo con MunichRe, los desastres naturales a nivel mundial causaron una pérdida de 210 mil millones de dólares con pérdidas aseguradas de 82 mil millones de dólares, y Colombia no es la excepción.
De acuerdo con MunichRe, los desastres naturales a nivel mundial causaron una pérdida de 210 mil millones de dólares con pérdidas aseguradas de 82 mil millones dólares, y Colombia no es la excepción.
Una vez más, la ciudad de Medellín va un paso por delante y ya está escribiendo el siguiente capítulo para asegurar esta transformación que tanto le ha costado conseguir. Al trabajar con los sectores públicos y privados, la ciudad desarrollará protecciones de seguro innovadoras para apoyar sus planes de resiliencia en respuesta a los riesgos y desastres climáticos. Willis Towers Watson, en asociación con Global Communities y Hannover Re, colaborará estrechamente con el gobierno de la ciudad para crear el primer producto de seguro paramétrico contra las inundaciones del país. De igual manera, esta asociación desarrollará soluciones paramétricas para terremotos y otras protecciones contra derrumbes. Esto significa para aquellos que viven a la sombra de una catástrofe natural una oportunidad de reconstruir sus vidas más rápido después de un desastre natural mientras que la ciudad Vuelve a pone en servicio las infraestructuras básicas y aplica las medidas de respuesta de emergencia (como el dinero para comida y efectivo). Todo esto siguiendo los planes de respuesta a la emergencia de recuperación del municipio.
Durante varias décadas, el modelo de catástrofes naturales ha ayudado al sector de los seguros a comprender los eventos de riesgos y cuantificar los impactos financieros. Pero ahora, el sector está preparado para ir más allá con capacidades analíticas que nos ayuden a entender los riesgos financieros relacionados con el clima así como el enfoque sistémico necesario para la resiliencia ante el cambio climático.
Tanto en Medellín como en otras ciudades, los riesgos financieros del cambio climático van más allá de las inundaciones y los derrumbes. Las evaluaciones más detalladas de los riesgos financieros del cambio climático también requieren que entendamos el impacto de los cambios en el mercado, las intervenciones políticas y la tecnología emergente. Todo esto se relaciona con una economía de bajas emisiones de carbono y con el modo en que estas afectan a los precios de los activos actuales con respecto a cómo aumentarían o disminuirían los flujos de efectivo en el futuro en respuesta a estos cambios. Esto se llama impactos de riesgo de transición.
Hasta ahora, hemos estudiado cómo el riesgo de transición afecta los balances generales de las empresas, los inversionistas y los países. Sin embargo, nuestra metodología de riesgo de transición también se está considerando como una aplicación al uso de la tierra en Colombia (hasta donde sabemos, esto es una novedad mundial.)
“La integración de los riesgos físicos y de transición nos ayuda a evaluar las estrategias de resiliencia de una manera más holística.”
Paula Pagniez | Directora de Práctica de las Américas, Centro de Clima y Resiliencia.
La integración de los riesgos físicos y de transición nos ayuda a evaluar las estrategias de resiliencia de una manera holística, abarcando todo: desde la valoración de los activos, la interrupción del negocio y las oportunidades de mejora.
Este enfoque nos da una imagen clara de los riesgos que no pueden mitigarse antes de buscar formas de compartir estos riesgos a nivel mundial a través de los mercados de reaseguro y de capital. Las soluciones paramétricas, como las que estamos creando para Medellín, son sólo un ejemplo. Una vez que accedamos al capital e invirtamos en resiliencia, esas inversiones protegidas por seguros se reflejarán en las calificaciones crediticias del sector público y en la disponibilidad general del capital.
Aunque en Colombia estamos trabajando con un gobierno subnacional, las estrategias de resiliencia pueden aplicarse a gobiernos nacionales, empresas e inversionistas. Conforme avancemos hacia una economía con cero emisiones de carbono netas y resiliente al clima, el modelo tradicional de riesgo-recompensa puede definirse de la siguiente manera: la resiliencia es la recompensa por tomar medidas para mitigar el cambio climático y, aunque el resultado puede ser un mayor rendimiento o menores costos, la resiliencia ofrece un valor adicional que trasciende ambos.
Al igual que los reguladores, los gobiernos y los mercados de capitales están empezando a comprender que existen beneficios para la gestión de riesgos del cambio climático y que estos van más allá de los impactos directos en las finanzas empresariales y públicas. Asimismo, estamos empezando a vislumbrar cómo un enfoque sistémico similar de las estrategias de resiliencia puede tener un impacto que va más allá de los beneficiarios de una transacción.
En el caso de las viviendas, por ejemplo, cuando contratamos una hipoteca, muchos países exigen, por ley, que contratemos un seguro para cubrir el costo de la reconstrucción, por ejemplo. Puede que no pensemos en la cobertura del seguro como recompensa, pero ser propietario de una vivienda aporta todo tipo de beneficios intangibles y mejoras en la calidad de vida que serían difíciles de cuantificar en un balance general. Ese valor privado de la vivienda se extiende al ámbito público, ya que la sociedad depende de la estabilidad y bienestar de la gente que genera su riqueza.
En el contexto empresarial, ya hemos visto la introducción de incentivos para animar a las empresas a dejar los combustibles fósiles al ofrecerles acceso a menores costos de capital o primas de seguros. La resiliencia sistémica iría un paso más allá ayudando a las empresas a comprender los costos de la interrupción de los servicios, los ingresos o el suministro, así como gestionar directamente o compartir dichos costos, por ejemplo, a través de productos de seguros.
Mientras tanto, tanto las finanzas públicas como las privadas tienen un papel fundamental en la asignación de capital para enfrentar los desafíos de los riesgos físicos y de transición en un mundo que, a finales de este siglo, será al menos 1.5C más caliente que los niveles preindustriales, incluso si hoy dejáramos de emitir carbono.
Existe un conjunto de activos que merecen especial atención: las infraestructuras naturales o de los ecosistemas. Debido a que a veces estas infraestructuras brindan importantes beneficios de resiliencia y pueden generar puestos de trabajo e ingresos, estos se deberían incorporar en los balances generales, ya sean públicos o privados, e incluirse en los marcos de gestión de riesgos.
Al igual que las infraestructuras grises, como las carreteras y los puentes, es imperativo que los activos naturales, como arrecifes, los manglares y los bosques, sean tratados como valiosos activos de infraestructura por su papel que desempeñan en la absorción de carbono, la disminución de los impactos de las tormentas y las inundaciones. No obstante, una comunidad costera no necesita contar o incluso fijarle un precio al valor del arrecife de coral para gestionar los daños causados por los huracanes o el blanqueo de coral; sólo necesita comprender los impactos sobre ellos. Esta comprensión detallada abre la Puerta a un debate estructurado sobre el reparto de riesgos entre los sectores público y privado, las comunidades a las que sirven.
Al igual que la oportunidad que ofrecen las pólizas de seguro paramétricas para reconstruir más rápidamente después de los desastres naturales, la industria aseguradora puede desempeñar un papel esencial inyectando liquidez justo después del evento para restaurar los ecosistemas acelerando, de esta manera, la recuperación de los activos naturales y los beneficios que ofrecen a la actividad económica y la protección de las infraestructuras. En Medellín, nosotros desarrollaremos productos de seguros que brinden un flujo oportuno de fondos para llevar a cabo respuestas inmediatas, posteriores al evento para que las comunidades puedan volver a ponerse en pie lo antes posible.
Mientras trabajamos en las ideas que pueden implementarse en la práctica de hoy, nuestro papel en el sector financiero debe ser el de soñar el arte de lo posible con los gobiernos, los inversionistas y las empresas para desarrollar las innovaciones que se requieren y cubrir no sólo la ampliación de la brecha de protección a medida que los efectos del cambio climático se manifiesten con mayor intensidad, sino el desarrollo de la resiliencia necesaria para prepararse para el futuro.
Estas soluciones en Colombia son simplemente un comienzo.
