El ahorro ha traído consigo una serie de creencias que han dificultado que sea una acción natural y satisfactoria. A pesar de que desde pequeños se nos ha instado a ahorrar por medio de divertidas alcancías que nos regalaban nuestros padres o incluso algunas instituciones financieras, al paso del tiempo se nos han transferido aquellos pensamientos que ancestralmente han ido permeado en nuestra cultura latinoamericana.
Ideas como que la inversión es solo para millonarios, que el presupuesto es equivalente a tener restricciones, que ahorrar es ser ávaro y demás pensamientos, son definidos como mitos financieros que han impedido que logremos plenitud financiera.
A continuación, enumeraremos y nos adentraremos en algunos mitos financieros, entendidos como narraciones o acciones que expresan ideas heredades acerca de las finanzas; mismas que son generalmente aceptadas y se han arraigado de generación en generación sin cuestionamientos.
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Si bien tener un fondo de ahorro para imprevistos es vital y según los expertos es ideal tener un fondo de imprevistos de seis meses de egresos, el objetivo del ahorro va más allá de “juntar dinero para épocas de vacas flacas”; el ahorro debe tener una intención, es decir, al empezar a ahorrar debemos ser claros de qué necesidad futura estaremos solucionando (educación, casa, vejez, etc.).
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Con frecuencia esta creencia es la que genera que las personas se vuelvan insolventes hablando específicamente de la tarjeta de crédito, generando a su vez otro mito, el de que las tarjetas de créditos son malas. Sencillamente el cupo de una tarjeta de crédito no es dinero adicional, es una vía que nos permite diferir ciertos pagos, pagar con algunos descuentos y beneficios o concretar la compra de bienes de monto medio.
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Creemos con frecuencia que para mejorar nuestras finanzas debemos esperar a un aumento salarial o a un mejor puesto inclusive, sin embargo, con frecuencia vemos también que el mismo comportamiento financiero se repite en la nueva situación, por lo que el momento ideal para empezar a tomar conciencia de nuestra situación monetaria es hoy.
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¿Es difícil crear un presupuesto? No, pero si es difícil empezar a crearlo, sin embargo, con ayuda de una hoja electrónica o inclusive con apoyo de aplicaciones en nuestro celular podemos empezar a tomar control de nuestros ingresos y egresos.
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Debido al alto grado de informalidad no es recomendable hacerlo así, ya que requerimos formalizar el proceso para tener certeza sobre los números en que nos basaremos para redireccionar nuestro tema económico.
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Al hablar de seguros, es increíble que hoy en día desconfiemos aún de los seguros, a pesar de ser un mercado altamente inspeccionado por las autoridades al igual que el bancario. Comprar un seguro es fundamental al hablar de una estrategia financiera para proteger no solo a nosotros y nuestros bienes sino también a nuestra familia o incluso nuestra mascota.
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Todo instrumento financiero lleva consigo riesgos, sin embargo, un manejo adecuado del crédito puede ayudarnos a llegar a nuestro objetivo de maximizar nuestro patrimonio. Evidentemente que tomar crédito para comprar los tomates, la leche o los limones es una pésima decisión financiera; mientras que para tomar un crédito a una buena tasa para una casa es altamente recomendable.
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Este pensamiento es altamente generalizado y cuando las personas son jóvenes les es difícil siquiera pensar en este objetivo; cuando son maduras están inmersas en otros gastos que apremian que se deja poco espacio para este objetivo y tristemente cuando ya se está cerca del final de la vida laboral es cuando la mayoría de las personas toman conciencia del tema, ya cuando hay poco margen de maniobra. Ciertamente entre más temprano empecemos a manejarlo, va a ser más fácil ya que tendremos que destinar menos dinero para sanearlo.
Deshacer mitos no es una tarea fácil, máxime cuando los hemos escuchado a través del tiempo por parte de nuestros abuelos, padres, hermanos, colegas, amigos y hasta de la pareja; por lo que, aunque es un tema personal e individual, el tener acompañamiento por parte de las empresas para las que laboramos, nos permitirá tener un enfoque no solamente en nuestros objetivos laborales sino también en el bienestar financiero de quienes trabajamos para éstas.