Conocer la tolerancia al riesgo de una empresa facilita a los profesionales del sector su gestión. En este artículo analizamos los componentes de la tolerancia al riesgo y cómo afectan a las decisiones que toman las empresas.
Para Ben Fidlow, Global Head of Core Analytics at Willis Towers Watson y John Merkovsky, Group Director of Risk Services at Legacy Willis, los puntos clave de la tolerancia al riesgo son tres:
El concepto de gestión estratégica del riesgo comienza con la alineación de las actividades de un gestor de riesgos con los objetivos estratégicos de la organización. Los profesionales del sector entienden que la cantidad de riesgo ha de ser aquella que la organización:
Estos factores se corresponden, respectivamente, con la capacidad de riesgo de una organización, con la tolerancia al riesgo y el apetito de riesgo.
Sin una comprensión adecuada de cada uno de estos factores, un gestor de riesgos no puede ejercer su labor con garantías de éxito. Por ello, es necesario aclarar cada uno de ellos.
La tolerancia al riesgo está raramente arraigada en los procesos y estructuras de gestión de riesgos de las organizaciones. Esto se debe a que el concepto de tolerancia al riesgo se ve como un reto en la industria actual, según Fidlow y Merkovsky, y la nomenclatura que se utiliza no es siempre la misma ni la más adecuada.
Por otra parte, los ejecutivos financieros de una organización a menudo tienen diferentes puntos de vista sobre el nivel de riesgo que la organización debe estar dispuesto a tomar. Este entorno inestable presenta una excelente oportunidad para que un gestor de riesgos estratégico lidere la operación con éxito.
Pero primero, este gestor de riesgos tiene que ser capaz de demostrar los beneficios que una visión bien definida de tolerancia al riesgo añade a la toma de decisiones.
Es conveniente definir claramente los tres términos antes mencionados y diferenciarlos correctamente para evitar intercambiar sus significados. Veamos:
La capacidad de riesgo es la cantidad máxima de riesgo que una empresa es capaz de asumir en base a su capital, liquidez, capacidad de endeudamiento y las restricciones regulatorias.
La tolerancia al riesgo son los límites de la toma de riesgos, fuera de los cuales la organización no está dispuesta a aventurarse en búsqueda de objetivos a largo plazo.
El apetito de riesgo es la cantidad y tipo de riesgo que una organización está dispuesta a buscar o aceptar en el cumplimiento de sus objetivos de negocio.
El concepto de capacidad de riesgo es más tangible y, por tanto, más comúnmente utilizado y aceptado. Por lo general, se considera como un umbral cuantitativo que, si se rompe, pondría a la empresa en cuestión en grave riesgo financiero.
Los otros dos componentes, tolerancia al riesgo y el apetito de riesgo, a menudo se utilizan indistintamente. Para ayudar a diferenciarlos, veamos el apetito de riesgo como la filosofía de una empresa: si la organización opta por ser conservadora (aversión al riesgo) o agresiva (un tomador de riesgo) en base a la cantidad de riesgo que quiera asumir.
La tolerancia al riesgo, sin embargo, puede ser vista como una frontera entre los diferentes niveles de riesgo, similar a la frontera de posibilidades de producción. Reflejaría la cantidad máxima de riesgo que es capaz de asumir una organización en un determinado periodo de tiempo a partir de sus características económico-financieras.
Muchas organizaciones desean aumentar esta tolerancia al riesgo y alejarla del punto de partida, pero no es tan fácil. Los gestores de riesgos han de liderar la operativa, lo que supone una gran oportunidad para asegurar que las actividades de seguros y gestión de riesgos se construyen con una clara alineación con los objetivos de la organización. De esta manera, quedará claro que la función de gestión del riesgo es mucho más que un centro de costes y que, verdaderamente, añade valor a la organización.