Existen determinadas soluciones, como el seguro de crédito y el de caución, pensadas para la protección de las empresas ante posibles incumplimientos de pago. Son una especie de garantía de cobro que ayuda a evitar importantes perjuicios económicos en las organizaciones que los contratan.
Mientras con el seguro de caución el asegurador se obliga a indemnizar al asegurado en caso de que el tomador incumpla sus obligaciones, el seguro de crédito garantiza al asegurado el pago de los créditos que tenga a su favor en caso de insolvencia de sus deudores. Veamos de forma detallada cómo funciona.
Un seguro de crédito busca garantizar el cobro por parte de una persona física o jurídica de los créditos a favor en caso de incumplimiento de pago debido a la insolvencia de sus deudores.
Se trata de un seguro que se utiliza especialmente para cubrir el riesgo de impago en las operaciones comerciales a crédito entre empresas.
El seguro de crédito es una herramienta muy eficaz para las empresas, asegurándose una ventaja competitiva, ya que se trata de un instrumento financiero de protección y tranquilidad que resulta fundamental para la estabilidad y rentabilidad de un negocio.
Es un seguro que está regulado por la Ley 50/1980 de Contrato de Seguro. La normativa indica que, “por el seguro de crédito, el asegurador se obliga, dentro de los límites establecidos en la Ley y en el contrato, a indemnizar al asegurado las pérdidas finales que experimente a consecuencia de la insolvencia definitiva de sus deudores”.
El seguro de crédito es un excelente instrumento para proteger la cuenta de resultados ante impagos e insolvencias. Es el mecanismo que ofrece más garantías después del pago por adelantado o los avales bancarios, ya que transfiere los riesgos a un tercero en caso de circunstancias sobrevenidas o imprevisibles.
Muchas compañías, sin embargo, no sacan partido a todo su potencial. Lo ideal es que este producto, además de cubrir contra insolvencias y la morosidad de determinados clientes, actúe como una herramienta comercial que ayude a consolidar e incrementar la facturación de la empresa e impulse el crecimiento del negocio.
Eso sólo se consigue con pólizas con coberturas personalizadas y adaptadas a las peculiaridades de cada firma, ya que las necesidades de cobertura son diferentes para cada empresa. No busca la misma solución una pyme que una gran compañía y, por eso, existen diferentes tipos de seguros de crédito.
Los seguros de crédito doméstico ofrecen una cobertura a nivel interno, es decir, protegiendo las ventas a crédito que tengan lugar en el mercado nacional.
Los seguros de crédito a la exportación son los que ofrecen cobertura internacional en las operaciones de tráfico mercantil.
Como dice Manuel Palencia, director de crédito Levante-Sur de WTW España, “cada empresa es diferente y, por tanto, deberá serlo también el producto asegurador a contratar”. Por ejemplo, el seguro de crédito de exceso de pérdidas sería una buena solución para las empresas con riesgo elevado de impago por parte de sus clientes.
¿Pero cómo saber qué póliza se adapta mejor a las necesidades de una compañía? Lo fundamental es hacer un estudio exhaustivo previo tanto del mercado como de la empresa que permita determinar los riesgos existentes.
“Con toda esa información que nos proporciona el estudio previo, el cliente puede proceder a contratar la cobertura que mejor se adapte a cada uno de los riesgos que se haya detectado”, detalla Cristina Sánchez, ejecutiva de cuentas en WTW.
Esta forma de trabajar tan personalizada hace que “en algunas ocasiones debamos ofrecer a nuestros clientes soluciones alternativas al seguro de crédito tradicional para garantizarles que la cobertura que contraten se ajuste mejor al mapa de riesgos de su compañía”, precisa Sánchez.
Con un seguro personalizado, las empresas pueden plantearse importantes volúmenes de ventas a nuevos clientes con menos reticencias o introducirse en nuevos mercados asumiendo un riesgo mínimo.
En definitiva, el objetivo final de WTW es que sus clientes cuenten con herramientas a su medida para la prevención y gestión de riesgos específicos.