Un trabajador no sólo se puede sentir bien pagado desde el punto de vista económico. También puede considerar como un ‘sueldo emocional’ una mayor flexibilidad que le permita la conciliación, un servicio de nutrición y entrenamiento personalizado para mejorar su salud, un seguro médico o dental, un plan de pensiones, etc. Es decir, que los trabajadores pueden sentir un bienestar financiero si su empresa les ofrece algo más que un buen salario. Y eso no sólo es beneficioso para los empleados sino que repercute de manera muy positiva en los resultados de la compañía.
¿Tu situación financiera es buena? O quizá lo que es más importante: ¿crees que tu situación financiera es buena? Te parecerán dos preguntas que significan lo mismo, pero no es igual saber tu situación real que tu percepción personal.
La suma de los indicadores objetivos y subjetivos respecto a tus finanzas es lo que determina tu bienestar financiero. El bienestar financiero es un concepto que engloba tus ingresos, tus ahorros, tus deudas y tus conocimientos sobre productos y servicios financieros, así como tu satisfacción financiera, la comparación que realizas respecto de otros compañeros de trabajo o la cultura financiera de tu empresa.
En definitiva, el bienestar financiero hace referencia a la salud financiera de cualquier trabajador y su capacidad para administrar de manera correcta sus ingresos. Tiene algo que ver con aquello que nos advertían algunos economistas durante la crisis del 2008 de vivir por encima de nuestras posibilidades. Al menos, en el sentido de que para lograr el bienestar financiero tus gastos deben ser proporcionales al salario que percibes para no endeudarte más de lo que puedes asumir. Además, el bienestar financiero de los empleados afecta directamente a su productividad.
Así lo corroboraba ya hace unos años un estudio elaborado por Willis Towers Watson, que realizó 30.000 encuestas entre trabajadores de compañías privadas de 19 países distintos y concluyó que el bienestar financiero afecta al rendimiento y, por tanto, a la productividad de las empresas.
Como decimos, en nuestro bienestar financiero influyen factores objetivos pero también subjetivos. Por ello, no todos los trabajadores percibirán su situación en base a los mismos criterios.
Las preocupaciones de los empleados son diferentes en cada momento. Lo que más preocupa a unos no es lo que más preocupa a otros respecto a sus finanzas. Por tanto, hay que tener en cuenta esas variables a la hora de evaluar el bienestar financiero de los trabajadores.
En la citada encuesta de Willis Towers Watson se segmentó a los trabajadores en cuatro grupos para intentar comprender cómo les afectan los problemas financieros:
Durante una década de estudio, desde la crisis económica de 2008, se pudo deducir que la tendencia era a la mejora de la situación financiera de los trabajadores.
Sin embargo, y más después del impacto de esta nueva crisis global, la postura respecto al bienestar financiero a largo plazo sigue siendo pesimista, ya que dos tercios de los empleados a nivel mundial consideran que su generación disfrutará de menos beneficios que sus padres.
Ese malestar, como decimos, se traslada al puesto de trabajo, ya que esta preocupación tan extendida sobre el futuro supone un lastre emocional que, indirectamente, se traduce en un coste para la empresa, que ve empeorar sus resultados por la bajada de la productividad de sus trabajadores.
En base a ese dato sobre la productividad en relación con el bienestar financiero de los empleados, cada vez más empresas se dan cuenta de la importancia de mitigar ese malestar de sus trabajadores, que puede manifestarse en forma de estrés.
El problema no es menor y, por eso, un importante porcentaje de empresas de todo el mundo ya están tomando medidas para mejorar el bienestar financiero de sus empleados de una u otra manera.
Tener un plan de bienestar financiero es beneficioso para el trabajador pero también, como demuestran diferentes estudios, para la compañía. Que los empleados sientan un bienestar físico y emocional influye en su productividad y en su compromiso con la empresa.
Tener una buena base financiera genera bienestar y -muy importante- también seguridad y eso implica tener planes para el futuro y sueños que cumplir, cuestiones que aumentan la motivación del trabajador y, en consecuencia, su rendimiento.
Pero lograr ese bienestar no sólo implica subir los salarios, sino lograr un equilibrio entre sus beneficios y la satisfacción de sus necesidades financieras personales y familiares. E incluso proporcionar al trabajador las herramientas y la educación financiera necesarias para lograr ese bienestar. Eso también se contempla en los planes de bienestar financiero de las empresas que, como puedes intuir, son de gran importancia y generan muchos beneficios para los trabajadores.
Como es lógico, las crisis incrementan la preocupación y el estrés de los trabajadores respecto a su situación laboral. Es tarea de las empresas procurar la estabilidad y seguridad que los empleados necesitan para que su bienestar laboral sea positivo, y eso genera una serie de beneficios casi inmediatos:
La implicación de la empresa en la mejora de la salud laboral de sus trabajadores es clave para que tanto la compañía como los empleados obtengan beneficios a largo plazo de esa mejora de su bienestar financiero: