La digitalización ha permeado todos los sectores de la economía. La introducción de la tecnología en las verticales de negocio tradicionales ha dado lugar a multitud de oportunidades y nuevas empresas emergentes, que aprovechan las herramientas digitales para reformular los servicios y los productos que ofrecen. Es el caso de las FinTech, un tipo de compañía cada vez más relevante en el sector financiero.
El término FinTech es la forma abreviada en inglés de financial technology o tecnología financiera. Bajo esta etiqueta se agrupan todas las empresas que se valen de la tecnología para gestionar y desarrollar servicios y productos financieros. Estos abarcan desde el asesoramiento y la gestión patrimonial de las finanzas personales hasta la representación de activos registrados de forma digital.
El sector FinTech ha dejado de ser una anécdota en el mundo financiero. Ha pasado de un puñado de empresas disruptivas a un sector dinámico y en crecimiento que acumula cada vez más valor. De acuerdo con Markets and Research, en 2020 el sector alcanzó una valoración global superior a los 7 billones de dólares. Para mediados de la década, se espera que la cifra supere los 31 billones. Solo en España, la plataforma Finnovating estima que a finales de 2021 operaban cerca de 400 FinTechs.
Las posibilidades que abre el uso de las tecnologías móviles, el análisis de grandes conjuntos de datos, el internet de las cosas o los algoritmos de inteligencia artificial pueden ser aprovechadas en cualquier segmento del sector financiero. Aun así, en la actualidad, las principales áreas de desarrollo de las FinTechs son:
Las FinTech irrumpieron en el mercado financiero español antes de que existiese una normativa específica para regular su actividad. Sin embargo, con la aprobación en noviembre de 2020 de la Ley para la transformación digital del sistema financiero, este tipo de empresas cuenta ya con un marco legal definido y estable.
La principal novedad de esta ley es la introducción de un entorno seguro de pruebas, también llamado sandbox. Este busca, a grandes rasgos, facilitar el acceso a la financiación de las nuevas empresas al tiempo que asegura que la transformación digital del sector no afecte a la protección de los consumidores de servicios financieros, a la estabilidad financiera y a la integridad de los mercados. Es decir, la ley ha creado un espacio que permite innovar en el sector financiero, pero de forma segura.
La norma contempla que las FinTech elegidas para formar parte de este sandbox dispongan de un entorno seguro en el que llevar a cabo ensayos de manera controlada. Este está sujeto siempre a la supervisión de la autoridad nacional competente en función del sector (como el Banco de España para el sector bancario o la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones).
La actividad de las FinTech no está exenta de riesgos. Aunque existen amenazas comunes, no todas las empresas del sector prestan los mismos servicios ni operan en mercados similares, por lo que cada una tiene sus propios retos y desafíos que vendrán determinados por las características concretas de sus productos y servicios, su público objetivo y el entorno en que operan. Aun así, estos son algunos de los riesgos de las FinTech a tener muy en cuenta:
La actividad de las fintech ha explotado en la última década de la mano de los grandes conjuntos de datos, el análisis avanzado, la digitalización, las plataformas móviles o la inteligencia artificial. El hecho de contar con un elemento tecnológico tan importante, hace que las fintech enfrenten riesgos propios, además de los riesgos habituales de la actividad financiera
Las compañías del sector fintech deben hacer frente a múltiples riesgos derivados del cumplimiento legal, de las responsabilidades que asumen al ofrecer servicios y productos financieros y del mal uso que terceros puedan hacer de sus plataformas. Estos son los principales riesgos legales de las fintech.
Hablar de riesgos de seguridad en el sector fintech es hablar, sobre todo, de ciberseguridad, pero no solo. Estos son algunos de los otros riesgos que afectan a esta industria emergente.
Además de los riesgos legales y de seguridad, las fintech se enfrentan también a riesgos asociados con la responsabilidad profesional, riesgos reputacionales, riesgos financieros asociados a la viabilidad de su modelo de negocio o riesgos relacionados con la disponibilidad del talento digital. Cada vez son más las startups del sector financiero que deciden apoyarse en una póliza específica para gestionar sus riesgos cambiantes, que ofrezca cobertura tanto para la responsabilidad derivada de los servicios financieros y tecnológicos que prestan, como para la protección frente a fraudes y ciberriesgos.
Como hemos visto, la conexión entre tecnología y servicios financieros se ha asentado en multitud de sectores. En el caso español, algunas han logrado destacar por encima del resto y expandirse incluso a nivel internacional.
Fintonic es sinónimo de FinTech en España y en el mundo. Conquistó el mercado ya en 2012 como una app móvil de ahorro a través de la cual los usuarios podían gestionar sus finanzas y sus gastos. Hoy ofrece varias herramientas de financiación y seguros y se ha convertido casi un asesor financiero móvil.
Los servicios de pago móvil fueron uno de los campos de mayor crecimiento de las FinTech durante los primeros años de expansión. En España, estos servicios se han centralizado, sobre todo, en Bizum, una app que hoy soporta pagos entre casi todas las entidades bancarias del país. En 2021 alcanzó los 15 millones de usuarios.
Uno de los mercados en los que más han crecido las FinTech en los últimos años ha sido el de la gestión de fondos y otros productos de inversión. En España, Finect se ha convertido en el portal de referencia para comparar y hacer diferentes tipos de inversión. Indexa ocupa un nicho más concreto, el de los fondos indexados, donde también se ha hecho fuerte gracias a su análisis de riesgo robotizado.
Estos son solo algunos de los ejemplos de un sector dinámico y en auge, que ha sabido sacar partido a las ventajas de la tecnología para impulsar nuevas oportunidades de negocio en el sector financiero y reformular las propuestas tradicionales. Las posibilidades de las FinTech no hacen sino multiplicarse con el paso del tiempo.