Nueve de cada 10 empresas españolas consideran que mejorar su desempeño en los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) es un objetivo clave para su negocio. Además, un porcentaje amplio cree también que la gestión de riesgos está asumiendo un papel cada vez más activo en las estrategias ESG de las compañías. Los datos, extraídos de la Encuesta global de WTW 2022 sobre ESG para Gestores de Riesgos, subrayan la importancia que los valores ambientales, sociales y de gobernanza están adquiriendo en la mayoría de organizaciones, impulsados por los cambios regulatorios, los requerimientos de los clientes y otros stakeholders y la necesidad de contar con empresas implicadas en un futuro más sostenible.
La encuesta global, elaborada por WTW entre mayo y junio de 2022, contiene las respuestas de 312 empresas de todo el mundo, que emplean a más de dos millones de trabajadores. Estos son los principales resultados del informe para España, contextualizados a nivel internacional.
La mayoría de empresas españolas encuestadas (el 88 %) asegura que mejorar su rating ESG es un objetivo fundamental, un porcentaje más elevado que a nivel global (74 %). Además, el 79 % afirma que su organización cuenta ya con objetivos ESG claros y bien definidos, mientras que solo un 8 % reconoce no tenerlos. Aun así, el impacto de los factores ESG en la gestión de riesgos de las empresas todavía no es tan elevado: un 68 % cree que la gestión de riesgos debería adquirir mayor importancia a la hora de definir las cuestiones ESG y la estrategia a seguir.
Las cuestiones regulatorias son las que más preocupan a la hora de articular la relación entre los factores ESG y la gestión de riesgos. A pesar de ello, solo un 38 % de los participantes asegura que estos criterios están influyendo en la estrategia de gestión de riesgos de su organización (un 32 % a nivel global) y un 8 % cuenta con objetivos de gestión de riesgos documentados y con hitos claros (un 17 % a nivel global).
La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la mitigación del cambio climático se han convertido, desde la aprobación del Acuerdo de París en 2015, en una de prioridad que se ha visto reflejada no solo en las regulaciones de la Unión Europea y de España, sino en las demandas de los consumidores. La mayoría de empresas encuestadas ha documentado o está debatiendo el establecimiento de objetivos claros de reducción de emisiones y de huella de carbono, así como de riesgos físicos y de resiliencia. Sin embargo, tanto a nivel español como a nivel global, los demás objetivos de gestión de riesgos climáticos suelen ser más vagos o inexistentes.
Los resultados de la encuesta también sugieren que las empresas españolas han sido más conservadoras que las organizaciones de otras partes del mundo a la hora de abordar las exposiciones organizativas a los riesgos climáticos físicos. Por otro lado, el 57 % de las compañías españolas cree que la normativa y los requerimientos legales son factores importantes para apoyar la gestión de riesgos relacionados con el medioambiente. De estas organizaciones, el 38 % asegura estar utilizando en la actualidad el marco desarrollado por la Taskforce on Climate-related Financial Disclosure (TCFD).
Los gestores de riesgos españoles, al igual que los del resto del mundo, reflejan su preocupación por la protección de la privacidad de los datos personales y por los riesgos cibernéticos. El 91 % de las empresas españolas considera clave desarrollar una visión integral del bienestar de los empleados para reforzar su resiliencia, frente al 78 % a nivel mundial.
Por otro lado, la encuesta también refleja la preocupación sobre el impacto del trabajo híbrido en la seguridad de los empleados. El 77 % de los participantes españoles encuestados asegura que cada vez se presta más atención a la ergonomía de los empleados que trabajan en remoto. Por último, casi todos coinciden en el papel destacado que pueden tener las prácticas de gestión del riesgo social en el posicionamiento ESG de las empresas, si bien reconocen su baja capacidad para influir en el diseño de políticas en ese ámbito.
La relación que tienen los equipos de gestión de riesgos con los diferentes aspectos y departamentos vinculados con la gobernanza de la organización es desigual. Por ejemplo, en líneas generales, su participación en las relaciones con los asesores de riesgos y las aseguradoras es alta, aunque en España, su implicación es más directa en la selección de proveedores y de oportunidades de inversión que la de sus homólogos a nivel global. Estas diferencias también se reflejan en sus relaciones con otros equipos de la organización.
El 80 % reconoce colaborar estrechamente con el departamento de compliance, frente al 68 % que lo hace con el de sostenibilidad y al 60 % con el de recursos humanos y el de seguridad informática. Sin embargo, solo el 56 % participa en las decisiones del departamento de compras y el 52 % en las del equipo de finanzas, y solo un 44 % colabora de forma activa con el departamento legal (un porcentaje particularmente bajo en relación con la media europea del 68 %).
Vemos pues que el enfoque ESG también está ganando relevancia bajo la perspectiva de la gestión de riesgos. Esto no es de extrañar si tenemos en cuenta que los criterios ambientales, sociales y de gobernanza no son solo un conjunto de valores positivos o una forma de mostrar a la sociedad que la empresa está haciendo lo correcto, sino que sus impactos financieros y en la cuenta de resultados se están volviendo cada vez más evidentes.
