El cambio climático de origen antropogénico ya está teniendo un impacto directo en los ecosistemas y en las sociedades humanas. Tanto, que las políticas y las acciones medioambientales ya no solo se dirigen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, sino que se centran cada vez más en la reducción de riesgos y en la adaptación a un escenario cada vez más desafiante.
A medio y largo plazo, tal como concluye el último informe publicado por el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), los impactos del calentamiento global no dejarán de aumentar a no ser que logremos reducir de forma drástica la concentración de dióxido de carbono y metano en la atmósfera (algo, por otro lado, que cada vez parece menos probable). Y de entre todos los sectores económicos que se están viendo afectados por el cambio climático, el del turismo es uno de los que está en primera línea.
La temporada de huracanes de 2022 en el Atlántico dejó a su paso 121 000 millones en pérdidas, según datos de Administración Atmosférica y Oceánica de Estados Unidos, más conocida como la NOAA. Aunque las tormentas tropicales no están causadas directamente por el cambio climático, este si provoca un aumento en su intensidad y en su frecuencia. En el Caribe, la temporada de huracanes, que se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, coincide también con un periodo de gran afluencia turística, por lo que el sector sufre aquí de forma directa los daños del cambio climático.
Sin embargo, los riesgos climáticos en el sector turístico van mucho más allá de lo evidente. Estos se dividen en dos grandes grupos:
Un número cada vez mayor de empresas y organizaciones opera bajo los criterios de sostenibilidad ambiental y social y de buena gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Hoy, el 78 % de los miembros de Comités de Dirección están de acuerdo en que un desempeño sólido en ESG es un contribuyente clave en la creación de valor empresarial y permite resultados financieros más sólidos, según los datos de la ESG Survey of Board Members and Senior Executives de WTW.
Además, los riesgos ambiental y climático aparecen sistemáticamente como una de las familias de riesgos que merecen una atención más inmediata en las agendas de las empresas. En el sector turístico, esto se debe no solo a la importancia de mitigar los riesgos físicos y de transición en el negocio, sino también a que cada vez más empleados tienen en cuenta la sostenibilidad medioambiental a la hora de elegir su lugar de trabajo y los propios clientes valoran los criterios vinculados a la sostenibilidad y la neutralidad climática a la hora de elegir destino y alojamiento.
Esta situación ha provocado que, en el sector turístico, que ha emergido tras la pandemia, la sostenibilidad se haya convertido en una palanca de transformación y crecimiento real. Las grandes empresas del sector se están reforzando internamente para afrontar la mitigación y la adaptación al cambio climático, los objetivos de sostenibilidad se acompañan de métricas concretas y han pasado a integrarse en la estrategia ESG de las organizaciones y cada vez más empresas buscan cómo trasladar los criterios de sostenibilidad ambiental al valor del negocio.
Con el objetivo de ayudar al sector turístico a responder a los riesgos ESG y transformar los desafíos en oportunidades de crecimiento, WTW ha desarrollado una estrategia integrada y global de ESG que conecta a personas, riesgo y capital y permite que las empresas reconozcan oportunidades clave y puedan comprender y evaluar los riesgos relacionados con ESG. Esta solución está apoyada en el poder del análisis de datos con ESG Clarified, una herramienta con los principales indicadores del mercado para evaluar los riesgos ambientales, sociales y de gobernanza de una empresa.
Dentro del capítulo ambiental, las soluciones de WTW permiten a las empresas evaluar, cuantificar y gestionar los riesgos físicos, de transición y de responsabilidad relacionados con el cambio climático, así como identificar la estrategia a seguir para reducir las emisiones de carbono y trazar un camino de transición hacia una economía baja en emisiones. Además, planifican el camino para pasar de la economía lineal a la circular, reduciendo los residuos y aumentando la reutilización y el reciclaje e incluyen herramientas de diagnóstico para valorar la sostenibilidad ambiental a lo largo de toda la cadena de suministro.