Reinvertir la desgravación de los planes de pensiones en el propio plan es una forma clara de potenciar el ahorro. Los planes de pensiones son un producto atractivo por varias razones: permiten complementar la pensión pública en el futuro, contribuyen a mantener el nivel de vida tras la jubilación, ayudan a establecer una disciplina y una regularidad en el ahorro y, además, nos dan la posibilidad de desgravar las aportaciones en el IRPF. Este último punto puede generar un extra de liquidez o un ahorro adicional si se reinvierte.
La Agencia Tributaria permite, en la declaración anual de la renta, reducir en la base imponible general las aportaciones y contribuciones a varios sistemas de previsión social, incluyendo los planes de pensiones, las mutualidades de previsión social y los planes de previsión social empresarial. Es decir, permite la desgravación por aportaciones a planes de pensiones en el IRPF, con un límite.
Así, por ejemplo, si el sueldo bruto anual está entre 12.450 y 20.200 euros, se nos aplicará un IRPF máximo del 24% y, por lo tanto, podremos desgravar un 24% del plan de pensiones hasta cualquiera de los límites señalados antes. Si hemos hecho una aportación de 5.000 euros, podremos desgravar 1.200.
Entre las ventajas que tienen los planes de pensiones en España, la desgravación de las aportaciones en el IRPF es una de las más destacadas. Este incentivo al ahorro permite reducir la cantidad de la base imponible del IRPF que tenemos que abonar a Hacienda. Es decir, al mismo tiempo que se ahorra para el futuro, se reduce la factura fiscal en el presente. La cantidad desgravable varía en función de las aportaciones, pero tiene un máximo anual: 8.000 euros o el 30% de los rendimientos netos del trabajo o la actividad económica.
El pasado mes de julio, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) de España, emitió un informe acerca de 13 beneficios fiscales, analizando su capacidad tanto en términos de recaudación como de fomentar los objetivos para los que habían sido creados. Entre otros incentivos, estudiaron el caso de las desgravaciones a planes de pensiones. Su conclusión fue clara: este incentivo debe reformarse.
De forma general, la AIReF se inclina por continuar con las reformas efectuadas en los beneficios fiscales del IRPF. Con respecto a los sistemas de previsión social, como los planes de pensiones, la autoridad fiscal concluye que este incentivo, tal como está planteado, no consigue el objetivo de fomentar el ahorro a largo plazo. Así, plantea su reformulación completa “de manera coherente con las recomendaciones que se acuerden en el Pacto de Toledo sobre ahorro complementario a largo plazo” y apuesta por su reducción.
Tras la publicación del informe de la AIReF, las principales asociaciones empresariales y, en particular, del sector asegurador no tardaron en mostrar un posicionamiento favorable a la revisión de este incentivo. Sin embargo, esta revisión debería ir más encaminada a fomentar todavía más el ahorro a largo plazo como solución al desafío de la sostenibilidad de las pensiones.
Por un lado, la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco) ha defendido la situación actual de los beneficios fiscales de los planes de pensiones, que ahora mismo funcionan como un salario diferido y no como una exención de impuestos. En el momento de la jubilación se tributa tanto por las aportaciones como por los rendimientos generados.
Inverco ha señalado además que este incentivo fiscal en España está a la cola con respecto a los países de la OCDE. Por ello, la asociación aboga por reformular el sistema de incentivos, de forma que se fomente el segundo pilar del sistema de pensiones (los planes de empleo) y se aumenten las deducciones para incentivar el ahorro.
En función de las necesidades de cada persona o familia, la desgravación de un plan de pensiones puede usarse como una inyección extra de liquidez para hacer frente a algunos gastos. Sin embargo, dentro de las posibilidades de cada uno, reinvertir ese extra en el propio plan de pensiones puede multiplicar el ahorro y contribuirá a compensar la futura tributación del plan una vez se rescate.
La mejor forma de ahorrar es establecer una disciplina o una regularidad para que apartar dinero del presupuesto mensual no nos cueste esfuerzo. En este sentido, ahorrar un dinero con el que ya no se contaba -como el de la desgravación- apenas supondrá un esfuerzo. Por otro lado, el ahorro es algo que siempre debe observarse con perspectiva, calculando su impacto a largo plazo.
Volviendo sobre el ejemplo anterior, reinvertir 1.200 euros de forma puntual en un plan de pensiones puede no parecer demasiado. Sin embargo, si contamos con esa desgravación de forma mantenida en el tiempo (o, probablemente, incrementándose), durante 25 años, estaremos hablando de un ahorro extra de más de 30.000 euros cuando llegue el momento de rescatar el plan.
Inverco, la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones, ha llevado a cabo una serie de cálculos para ilustrar, a modo de ejemplo, los beneficios de reinvertir las desgravaciones en diferentes perfiles de ahorrador. En todos ellos se presupone una rentabilidad media del plan del 3% y un salario medio en el tercer tramo del IRPF, entre 20.200 y 35.199 euros anuales.
De esta manera, reinvertir las desgravaciones del plan de pensiones en el propio plan es una forma clara de potenciar el ahorro, de ponerlo a trabajar para nuestro objetivo a largo plazo desde el primer momento. Se trata de un esfuerzo liviano (al ser un ingreso extraordinario) y tendrá un efecto multiplicador al cabo de los años.
Ya hemos visto que en los planes de pensiones la desgravación es una de sus grandes ventajas. Esas aportaciones se incluyen en la base imponible del IRPF correspondiente a ese ejercicio, lo que permite al contribuyente reducir el importe del capital a declarar y, claro está, pagar menos impuestos.
¿Cómo desgravar el plan de pensiones para obtener este beneficio? Debe hacerse en la declaración de la Renta, reduciendo la base imponible general del impuesto. Las aportaciones realizadas al plan de pensiones durante el ejercicio correspondiente se tendrán que incluir en el apartado ‘Reducciones por aportaciones y contribuciones a sistemas de previsión social’. Para encontrarlo, recuerda que los datos relativos a planes de pensiones se introducen en las casillas que van de la 462 a la 476 de la declaración de la Renta.
Existe un límite de desgravación en los planes de pensiones. Según la administración dependiente del Ministerio de Hacienda, el límite fiscal de reducción por aportaciones y contribuciones, en territorio común, se establece en la menor de estas cantidades:
Importe anual de la contribución | Aportación máxima del trabajador igual o inferior a 500 euros |
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Igual o inferior a 500 euros | El resultado de multiplicar la contribución empresarial por 2,5. |
Entre 500,01 y 1.500 euros | 1.250 euros, más el resultado de multiplicar por 0,25 la diferencia entre la contribución empresarial y 500 euros. |
Más de 1.500 euros | El resultado de multiplicar la contribución empresarial por 1. |
En todo caso, si los rendimientos íntegros del trabajo son superiores a 60.000€, se aplicará el multiplicador 1.
Además, la cantidad desgravable se calcula como un porcentaje en base a la retención habitual sobre la renta de la persona interesada. Es decir, la cantidad varía en función del tramo de IRPF en que nos encontremos y, por supuesto, en función de las cantidades aportadas.
En esa calculadora de desgravación del plan de pensiones se tienen en cuenta las circunstancias personales de cada contribuyente, la comunidad autónoma de residencia, el número de hijos, etc. Eso determinará que el ahorro sea mayor o menor.