El sistema de pensiones de España sigue sin solventar sus grandes retos generados, en gran medida, por el desafío demográfico. En la búsqueda de soluciones para asegurar la sostenibilidad de las pensiones a largo plazo, a menudo se compara el sistema español con los de otros de países de su entorno. Pero ¿cómo funcionan los sistemas de pensiones de Estados Unidos y China, las dos grandes potencias del planeta?
El sistema de pensiones de jubilación de Estados Unidos está construido sobre tres pilares: un seguro social público y de reparto, de carácter obligatorio y gestionado por la Social Security Administration o SSA, los diferentes planes voluntarios de ahorro individual para la jubilación, disponibles para cualquier trabajador, y los planes de pensiones de empleo que ofrecen las empresas. Al contrario de lo que sucede en España, donde el pilar público supone el grueso de los ingresos de los pensionistas, el seguro social estadounidense aporta de media el 40 % de los ingresos previos a la jubilación.
Administrado por el Gobierno Federal de EE. UU., el seguro social funciona mediante cotizaciones abonadas a un fondo fiduciario desde el que se generan prestaciones no solo para la jubilación, sino también de viudedad o por discapacidad. Mientras un trabajador está activo, la empresa y el trabajador cotizan a partes iguales a la Seguridad Social. Estas cotizaciones se usan para pagar las prestaciones de los pensionistas actuales, mediante un sistema de reparto parecido al español.
Sin embargo, el sistema por el que un trabajador se gana el derecho a percibir una pensión es diferente. Por cada año trabajado, las personas suman créditos de elegibilidad para recibir una pensión cuando se produzca una de las contingencias. Desde que empiezan su vida laboral, los trabajadores son informados de que este sistema solo servirá para recibir una pensión pequeña en el futuro, que deberán complementar mediante otras formas de ahorro.
Cualquier trabajador puede ganar un máximo de cuatro créditos por año. Estos créditos se basan en el salario total (si se trabaja por cuenta ajena) o los ingresos (en el caso de trabajar por cuenta propia). En 2023, es necesario ingresar 1640 dólares para ganar un crédito, por lo que en muchos casos no es necesario ni siquiera trabajar un año completo para sumar los cuatro créditos máximos. Para poder acceder a una pensión pública, se deben haber acumulado al menos 40 créditos (es decir, 10 años con unos ingresos mínimos).
Además de los 40 créditos, también es necesario haber alcanzado una cierta edad. Para poder acceder a la totalidad de las prestaciones a las que se tiene derecho, deberán haberse cumplido los 67 años. Sin embargo, también se puede acceder a una jubilación anticipada a partir de los 62 años, aunque con recortes importantes en la prestación (de entre el 25 y el 30 %). Además, también es posible retrasar la edad de jubilación. Si se hace, el importe de la pensión seguirá aumentando hasta cumplir los 70 años.
El importe al que se tiene derecho como máximo una vez se accede a la pensión del Seguro Social se calcula en base a los ingresos durante los 35 años en los que se cobró más dinero. Estos datos están siempre disponibles en forma de un historial de ganancias online, en la web del seguro social. En la cuantía final de la pensión influirá también la edad de jubilación, como acabamos de ver.
En cuanto a la revalorización de las pensiones, Estados Unidos cuenta desde 1975 con un mecanismo denominado Cost-Of-Living Adjustment (COLA). Este está ligado, al igual que sucede en España, a la subida de los costes de la vida, medida mediante el IPC. La revalorización de las pensiones de Estados Unidos en 2023 fue del 8,7 %.
El sistema de pensiones chino ha ido incorporando varias reformas en las últimas décadas para adaptarse a los retos demográficos del país, cuya población experimentó en 2022 la primera bajada en más de 60 años. Dichas reformas han estado dirigidas a construir un sistema de pensiones multipilar, basado en un modelo de reparto reforzado mediante el ahorro individual y los planes de empleo gestionados por empresas y otros empleadores.
Sin embargo, este sistema tiene una característica especial, ya el primer pilar está dividido en dos partes:
Además, el sistema de pensiones chino no está unificado ni es coordinado desde ninguna agencia central. En él conviven diferentes esquemas de pensiones para trabajadores urbanos, trabajadores rurales, trabajadores públicos y trabajadores de ciertas industrias, y la gestión está delegada por completo en las autoridades provinciales. Así, los beneficios percibidos varían mucho en función del lugar de residencia y el trabajo desempeñado.
La edad a partir de cual es posible acceder a una pensión de jubilación en China está entre las más bajas del mundo, según la OCDE. La jubilación ordinaria está en los 60 años para hombres y en los 55 para mujeres, pero son muchos los trabajadores que pueden acogerse a una jubilación temprana (si han realizado trabajos físicamente duros en determinadas industrias) a los 55 para hombres y a los 45 para mujeres.
A principios de este año, el Gobierno de China hizo público que está estudiando el incremento gradual de la edad de jubilación para hacer frente a los desafíos demográficos a medio plazo. De los 280 millones de personas mayores de 60 años que viven hoy en el país se estima que se alcanzarán los 400 millones en 2035, al mismo tiempo que la población activa empieza a reducirse. En 1990, había un pensionista por cada cinco trabajadores, pero la ratio se ha reducido ya a uno por cada tres.
La cuantía final de las pensiones públicas chinas varía en una horquilla muy amplia que depende no solo del tiempo trabajado y del salario percibido, sino del sistema de pensiones bajo el que se cotiza y la provincia desde la que se gestiona. En líneas generales, el esquema al que acceden los trabajadores de las ciudades genera una pensión pública con una tasa de reemplazo media de casi el 60 %, según datos de la OCDE, mientras el de los trabajadores rurales apenas llega al 30 %. Por otro lado, el esquema de los trabajadores públicos tiene una tasa de reemplazo de entre el 80 y el 100 % del último salario.
El sistema de pensiones de China, aunque cuenta con tres pilares, se apoya mucho más en el pilar público que en los dos privados. A pesar de contar con un esquema de cuentas nocionales obligatorio, esto hace que el sistema sea más vulnerable a las presiones demográficas. Así, el gran desafío de las pensiones en China está en el envejecimiento de su población. Para solucionarlo, el Gobierno estudia aumentar la edad de jubilación y, al mismo tiempo, tomar medidas para fomentar el ahorro mediante los planes de pensiones privados y los de empleo.
Aunque no es inmune a los desafíos demográficos, el sistema de pensiones de Estados Unidos ha dado muestras de ser resistente y tanto los planes individuales como los de empleo han demostrado una rentabilidad sólida en los últimos años. De acuerdo con algunos analistas, el mayor reto que tienen las pensiones de Estados Unidos es cómo crear un escudo de protección para los millones de trabajadores que no tienen o no han podido participar en alguno de los instrumentos privados de ahorro.
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