Los riesgos a los que se enfrentan las empresas, ligados al desarrollo de su propia actividad y a la coyuntura que les rodea, se han ido agravando y diversificando en los últimos años. Tanto, que no siempre es fácil conocerlos y anticiparse a ellos para minimizar sus consecuencias. Con este objetivo, existe una herramienta creada para poder planificar la respuesta de la organización ante estos sucesos, una herramienta que se ha vuelto esencial en las estrategias de gestión de riesgos: el mapa de riesgos.
Un mapa de riesgos es una herramienta que permite organizar la información sobre los riesgos a los que se ve expuesta hoy, y se puede ver expuesta potencialmente en el medio / largo plazo, una organización con el fin de analizar y medir su magnitud y tomar acciones de mitigación en consecuencia. Se trata de un proceso de identificación, evaluación/cuantificación, tratamiento y monitorización, normalmente reflejado en una representación gráfica de dichos riesgos, de forma que visualmente destaquen los riesgos de mayor gravedad, aquellos que deben recibir una atención prioritaria por parte de la empresa.
Existen diferentes metodologías como contemplan los marcos normativos de referencia (ISO 31000, COSO ERM, entro otros), una forma muy común de evaluación es aquella que valora los riesgos en dos dimensiones, por un lado su probabilidad o frecuencia de ocurrencia y por otro el impacto en caso de su materialización, reflejándose en una cuadrícula, denominada generalmente matriz de calor, que ayuda a destacar aquellos riesgos de mayor gravedad, bien por su frecuencia, bien por su impacto, bien por la combinación de ambos.
Este mapa es una parte fundamental del proceso de gestión de riesgos de una organización, ya que su objetivo final es servir para establecer las estrategias más adecuadas para poder gestionar las situaciones potencialmente dañinas para la empresa, ayudando a identificar, priorizar y cuantificar los riesgos. Junto a los análisis posteriores de tolerancia a cada una de las amenazas, el plan de tratamiento de riesgos, las soluciones de continuidad de negocio y la transferencia al mercado asegurador, el mapa de riesgos es una pieza central de un proceso eficiente de gestión de las exposiciones de la empresa.
El marco de referencia para la elaboración de un mapa de riesgos lo establece la norma ISO 31 000, un estándar que contribuye a que la información que se refleje en este instrumento sea lo más universal y entendible posible. También existen otros marcos de referencia que pueden ser complementarios como COSO ERM y otras buenas prácticas internacionales. En cualquiera de ellos, se desarrollan metodologías en fases como las siguientes:
Para la elaboración de un mapa de riesgos se deben identificar y analizar todas aquellas exposiciones que afecten a la empresa. Así, se debe valorar y cuantificar la gravedad del impacto y la frecuencia con la que pueden suceder los eventos de riesgo en materia de seguridad, medioambiente, continuidad de negocio, economía y finanzas, tecnología, imagen y reputación, cadena de suministro, proveedores y otros muchos frentes.
Pongamos, por ejemplo, el ejemplo de una empresa del sector de alimentación. Tras la fase de identificación, se detectan estas seis fuentes de riesgo de mayor gravedad:
Tras la valoración de estos seis riesgos y la evaluación de las estrategias implementadas por la empresa en la actualidad, el equipo a cargo de la elaboración del mapa de riesgos propone las siguientes acciones de tratamiento, tanto de control y mitigación como de transferencia de riesgos:
Es importante que el mapa de riesgos sea la base para la puesta en práctica de los planes de tratamiento propuestos, que en las sucesivas revisiones del mapa deben ser valorados ya como controles existentes para comprobar su eficacia sobre los riesgos y decidir sobre su continuidad o no y la toma de medidas adicionales en caso de ser necesario. Bajo nuestro enfoque de gestión de riesgos, en WTW no solo elaboramos un mapa de riesgos, sino que trabajamos para comprender tu organización y sus riesgos, analizar sus opciones de continuidad, desarrollar un plan y ponerlo en marcha en caso de que sea necesario.