Las empresas del sector de la alimentación y las bebidas enfrentan un entorno difícil, con regulaciones cada vez más estrictas, cadenas de suministro complejas y expectativas muy altas de los reguladores, los clientes y los consumidores. Esto no impide que siga siendo un sector de gran importancia económica: en España genera 145.000 millones de euros al año y representa el 19 % del valor de la industria manufacturera, según datos de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB).
En los últimos años, sin embargo, han aumentado la frecuencia y la gravedad de las retiradas de producto de la venta. En una industria donde la confianza es clave para los consumidores, la retirada de un alimento o una bebida puede tener un impacto adverso serio en la reputación de una empresa y en su cuenta de resultados. Y, aunque las organizaciones inviertan en implementar controles de calidad sólidos, procedimientos seguros o programas de capacitación en seguridad alimentaria, es imposible erradicar por completo los riesgos de una retirada de producto del mercado.
Un productor internacional de bebidas recibe una amenaza sobre la presencia de trozos de vidrio en uno de sus productos. A pesar de identificar los lotes posiblemente afectados y retirarlos, las quejas públicas en redes sociales viralizan el suceso, que acaba siendo comentado en los medios de comunicación. Esto deriva en un gran coste de relaciones públicas y comunicación, ya sumado al coste de la retirada y la destrucción del producto, del reembolso a los clientes afectados y de sanciones.
Este caso, real, podría repetirse en multitud de sectores de la industria de alimentación y bebidas con pequeños cambios.. Un producto cárnico que no es lo que dice ser por un problema que dificulta la trazabilidad en la cadena de suministro. Un lote de alimentos envasados en mal estado en las estanterías de un supermercado. La lista podría seguir. Todos estos casos acaban con la retirada del producto afectado, pero ¿cuáles son los riesgos a los que se enfrenta la empresa?
Si se produce el consumo de un producto contaminado, sea de forma accidental o por acción maliciosa, pueden producirse daños o lesiones que pueden derivar en una demanda contra la empresa.
A veces, ni siquiera es necesario que se produzca una contaminación real, basta una amenaza de la existencia de una manipulación maliciosa de un producto, con o sin exigencia de un rescate para no hacer pública dicha amenaza.
Cualquier evento de contaminación o retirada de un producto alimentario puede derivar en daños serios a la reputación de la empresa y a la confianza de los consumidores. Reparar los efectos de la publicidad adversa puede ser muy costoso.
En ocasiones, un organismo gubernamental puede ser quien ordena la retirada de un producto del mercado que suponga un serio riesgo para la salud e, incluso, la suspensión de la producción, imponiendo sanciones a la empresa.
Todas las empresas del sector de alimentación y bebidas cuentan con un seguro de responsabilidad civil. Este está diseñado para hacer frente a los daños y reclamaciones de terceros ocasionados por el desempeño de su actividad. Sin embargo, este tipo de pólizas no cubre todos los gastos derivados de una retirada de producto.
Existe un seguro para hacer frente a los costes derivados de la retirada de productos contaminados que complementa la protección de la póliza de responsabilidad civil general y apoyar a la empresa en la gestión de la crisis generada por la retirada de un producto. Entre otras cosas, estas pólizas cubren varias partidas relevantes que generalmente la cobertura de Responsabilidad Civil General puede no hacerse cargo:
Las pólizas específicas de retirada de productos asisten al asegurado durante toda la crisis, garantizando una respuesta adecuada en todas las fases del evento.
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El seguro cubre los gastos previos a la retirada del producto, incluyendo los costes del laboratorio para determinar si el producto ha sido afectado, el análisis de trazabilidad para determinar la causa de la contaminación o la asesoría de crisis.
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Este tipo de pólizas están diseñadas para cubrir los gastos de la retirada del producto del mercado, de destrucción de productos y de reemplazo, incluso aunque el producto afectado sea un ingrediente del producto final. También cubren las tarifas de colocación y reubicación que puedan exigir los minoristas, la limpieza de las instalaciones y la maquinaria afectadas y la defensa de una reclamación de un cliente.
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Por último, el seguro de retirada de producto cubre la pérdida de beneficio bruto de la empresa y los gastos de rehabilitación para restablecer las ventas a los niveles previos al evento.
Ante un evento de contaminación o sospecha de contaminación de un producto que implique su retirada del mercado, la póliza de responsabilidad civil no es suficiente para afrontar todos los gastos derivados (que, en muchos casos, superan al coste del propio producto retirado). Contar con una solución aseguradora específica es la mejor garantía de afrontar con éxito la crisis y recuperar cuanto antes la actividad sin dañar la imagen de la empresa ni la confianza de los consumidores.