Más competencia, más capacidad, y menos restricciones han marcado el mercado de los seguros de D&O durante el año 2023. ¿Qué nos espera en el 2024?
Siendo casi ya una tradición, desde FINEX queremos ofrecer un resumen sobre lo que podemos esperar durante el próximo año con el fin de ayudar a nuestros clientes a orientarse sobre lo que podría estar por venir.
Han pasado ya 4 años desde el inicio de la crisis de la COVID-19, que trajo aparejada también una crisis para el sector del seguro de D&O. Desde entonces hemos visto pasar a remolque una crisis energética, el estallido de dos conflictos bélicos y varias crisis de suministro. Todo ello acompañado de una actividad legislativa frenética con el afloramiento de muchas y nuevas normas que afectan de una forma u otra a la actividad económica y a la toma de decisiones en los consejos de administración.
La crisis de la COVID-19 hizo estallar las primas de D&O que venían de años de mercado blando, con una constante bajada de precios y condiciones muy favorables para los compradores, a lo que se añadía una gran competencia entre las distintas aseguradoras. Sin embargo, de forma casi repentina, pasamos a subidas de primas de entre un 20% y hasta un 500% en alguna remarcable ocasión, con recortes de coberturas. Incluso hemos asistido a la decisión de algunas aseguradoras de dejar de suscribir este tipo de seguros o de bajar su capacidad a mínimos, de 5 a 10 millones de euros como mucho, cuando en años previos podíamos ver aseguradoras exponiendo hasta 25 millones de euros de límite de indemnización en un único riesgo.
Desde entonces el mercado se ha recuperado en un tiempo récord, volviendo a una situación de mucha competitividad entre las aseguradoras. Las exigencias técnicas de suscripción que se podían observar a partir del 2020 también han ido relajándose. ¿Qué ha sucedido y qué podemos esperar de este caldo de cultivo?
Las aseguradoras
Por un lado, ha habido una entrada en el mercado de D&O de nuevas aseguradoras con una nueva capacidad, especialmente para seguros de exceso. Pero también ha regresado el apetito por asegurar este tipo de riesgos de D&O por parte de las aseguradoras consideradas históricas. Este renovado apetito incluye: más capacidad, menos restricciones por tipos de actividad o exposición de riesgo, y más flexibilidad para la mejora de coberturas y límites.
Analizando esta evolución desde una visión más estratégica, el volumen de primas -que aumentó considerablemente con el llamado mercado duro del 2020/2021-, ganó atractivo para las aseguradoras; también, todo hay que decirlo, porque la esperada alta siniestralidad motivada por el hipotético declive económico no llegó, o al menos no en los niveles que auguraban los peores escenarios.
Expresado en términos anglosajones, pasamos de un enfoque de “bottom line” (es decir, el resultado neto en las cuentas de pérdidas y ganancias) a uno basado en el “top line” (aquel que busca un crecimiento en los ingresos). Estos cambios explicarían, al menos en parte, los ciclos de mercado duro y blando que hemos visto sucederse recientemente a cámara rápida.
¿Y los brókeres de seguro?
Desde un punto de vista del bróker, enfrentarse a un mercado duro es complejo. Por un lado, pretender atraer a posibles nuevos clientes con el hándicap de un más que probable aumento de la prima es casi un oxímoron, de ahí que durante el mercado duro se escucharan pocos cantos de sirenas prometiendo descuentos a los compradores de un seguro de D&O.
Pero, precisamente por ello, la colocación técnica de estos seguros, la revisión contractual y en general un asesoramiento más holístico ganaron un peso importante.
Sin embargo, con la vuelta al mercado blando, ampliándose de forma sensible la oferta de las aseguradoras, también hemos visto en algunos casos la vuelta a las ventas basadas en el descuento, a veces sin siquiera entrar mucho más en el análisis de la calidad técnica y material del contrato de seguro para el que se está pagando esa prima.
El 2024: ¿fin de la odisea?
Durante los últimos años se ha profundizado mucho en materia de suscripción por parte de las aseguradoras, yendo más allá de una mera revisión del riesgo financiero y moviéndose hacia un análisis más exhaustivo: en materia medioambiental, social y/o gobierno corporativo (también el llamado ESG), por ejemplo. Estos avances, que han ayudado a nuestros clientes a evolucionar en la percepción de la valorización de su riesgo de D&O, no deberían perderse ahora por más que entremos, o estemos ya, en un ciclo de mercado blando.
Herramientas como los Road Show, en las que nuestros clientes pueden explicar en profundidad su riesgo para conseguir el mejor resultado en la renovación -especialmente cuando se trata de riesgos complejos-, son avances que, esperemos, hayan llegado para quedarse. El objetivo de mantener estas buenas prácticas debería estar contemplado en todas nuestras agendas.
Ante un entorno del riesgo tan complejo e interconectado, el poder de una gestión eficaz de ese riesgo es clave. Ya no se trata solo de una simple transferencia del riesgo al mercado asegurador; se trata de combinar la gerencia de riesgos del comprador de D&O con los servicios de los brókeres de seguro que incluyen modelos de riesgos y servicios que garantizan que se tenga una visión general, específica, rigurosa y sobre todo profesionalizada del riesgo.
De este modo, es posible generar un valor tangible a la propuesta de seguros y estar en una posición sólida a la hora de enfrentarse al mercado.
La volatilidad del mercado de seguros de D&O que hemos observado estos años ha generado también en los compradores la demanda de un mercado más sostenible.
Mantener lo aprendido durante estos años por parte de todos los “players” puede ayudar también a conseguir este objetivo último que debería ser la sostenibilidad y el equilibrio entre la siniestralidad y las primas, y hacer evolucionar la suscripción de las aseguradoras junto con la gerencia de riesgos de las empresas de la mano de los brókeres de seguro.