El sistema público de pensiones de jubilación en España lleva más de una década en la cuerda floja. Las tensiones demográficas, con una pirámide poblacional cada vez más envejecida, y los periodos de paro elevado y baja afiliación a la Seguridad Social atravesados en los últimos años han puesto al descubierto las costuras del sistema. Esto, unido a la incertidumbre económica, ha provocado que muchos trabajadores (y, sobre todo, aquellos cercanos a la edad de jubilación) se muestren preocupados ante el futuro de sus pensiones y la posible reducción del poder adquisitivo una vez abandonado el mercado laboral, algo que también preocupa a quienes son ya pensionistas.
Sin embargo, aunque son muchos los españoles que creen que no van a disfrutar de una jubilación holgada, son pocos los que han tomado acciones concretas para solventar la situación. Esto refleja que el miedo a una pensión insuficiente no solo tiene raíces socioeconómicas, sino que también está relacionado con los bajos niveles de ahorro y de cultura financiera. Pero, ¿cuál es la situación real? ¿Tiene sentido tener miedo por el futuro de las pensiones? ¿Y qué podemos hacer para solucionarlo?
Más de un 80 % de los españoles dice estar preocupado o muy preocupado por su futura jubilación. Además, el 40 % cree que no va a poder disfrutar de una jubilación holgada, teniendo en cuenta tanto los ingresos de la pensión pública como los procedentes de su ahorro personal, según datos de la Encuesta BBVA sobre las Pensiones y los Hábitos de Ahorro en España. Además, de acuerdo con la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 88 % de los españoles asume que la cuantía de su pensión será inferior a la percibida en el último salario. ¿Cuáles son las causas de esos temores?
Los desafíos que tiene el sistema público de pensiones en España son evidentes y han sido señalados insistentemente por expertos e instituciones financieras en los últimos años. Estos tienen que ver, en gran medida, con cómo está estructurado el sistema y el envejecimiento de la población. Las pensiones se pagan con las cotizaciones a la Seguridad Social de los trabajadores activos y el número de jubilados aumenta mucho más de lo que lo hace el número de trabajadores. Además, estos desafíos demográficos no desaparecerán a corto plazo.
España es ya uno de los países con una población más envejecida a nivel mundial y con una tasa de dependencia proyectada para 2050 muy alta. A mediados de siglo, se calcula que habrá 1,7 trabajadores en activo por cada trabajador jubilado. Con esto en mente, en los últimos años se han introducido una serie de reformas para buscar nuevas vías de financiación del sistema al tiempo que se intenta que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo (te las contamos de forma resumida la situación del desafío demográfico).
Sin embargo, los problemas estructurales no son los únicos que alimentan el miedo a una jubilación insuficiente. Según la Encuesta Global de Inversores Particulares, elaborada por Natixis Investment Managers con trabajadores cercanos a la edad de jubilación, la mayoría de los encuestados afirma que el repunte de la inflación ha provocado un aumento del miedo a la pérdida de poder adquisitivo y ha perjudicado su capacidad de ahorro para la jubilación. Además, más de tres de cada cuatro dice temer que el aumento de la deuda pública perjudique la capacidad de las arcas del estado de sufragar las pensiones públicas a largo plazo
Por último, la ansiedad ante la incertidumbre económica también está relacionada con la escasa capacidad de ahorro y la falta de cultura financiera. El informe de la OCU señala que un 70 % de los menores de 65 años no está ahorrando para la jubilación a pesar de tener dudas sobre su futuro. No lo hace, sobre todo, porque tiene otros gastos de mayor prioridad o no tiene ingresos suficientes. Además, el nivel de conocimiento sobre los instrumentos de ahorro e inversión es, en general, bajo: la Encuesta Funcas 2023 señala que el 36 % de los españoles de entre 18 y 64 años admite que no sabe lo necesario para tomar decisiones financieras adecuadas.
La situación actual del sistema público de pensiones, unida al desconocimiento de muchos de los instrumentos de previsión social disponibles y a la falta de ahorro privado, tiene una consecuencia clara: la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas con respecto al último salario. España sigue teniendo una tasa de reemplazo alta, ya que según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la pensión pública cubre de media cerca del 80 % del último sueldo percibido. Esto supone, si no se tienen ingresos complementarios, una pérdida de poder adquisitivo del 20 %.
Además, aunque las pensiones se hayan vuelto a revalorizar de la mano del Índice de Precios de Consumo (IPC) en los últimos años, la subida imparable de los precios desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022 socava mes a mes la capacidad de gasto de pensionistas y trabajadores. Todo esto deriva, además, en un aumento del estrés, la ansiedad y la preocupación ante el futuro, tal como reflejan los estudios citados anteriormente, sobre todo, teniendo en cuenta que la pensión pública es la principal fuente de ingresos para todos los jubilados de España.
Las soluciones para alcanzar la sostenibilidad del sistema público de pensiones pasan en gran medida por decisiones políticas como el incremento de la edad de jubilación o el fomento del ahorro colectivo e individual, los llamados segundo y tercer pilar de la previsión social. Sin embargo, rebajar el miedo a una jubilación insuficiente pasa también por otros factores relacionados con el aumento de la educación financiera y de la planificación del ahorro.
Según la Encuesta BBVA sobre las Pensiones y los Hábitos de Ahorro en España, el 81 % de los españoles cree necesario ahorrar para la jubilación, pero solo el 28 % ha empezado a hacerlo. De entre los que ahorran con ese objetivo específico, la mayoría (un 60 %) sigue confiando en los planes de pensiones. Los depósitos, los planes de empresa, los fondos de inversión y la inversión inmobiliaria también son bastante utilizados, pero existe bastante desconocimiento acerca de otros instrumentos de ahorro. En este contexto, son muchos los que demandan asesoramiento profesional para conseguir sus objetivos financieros y mejorar su capacidad de ahorro a largo plazo.
Las empresas también juegan un papel importante, y no solo como facilitadoras del ahorro a través de planes de previsión social empresarial. De acuerdo con la encuesta Global Benefits Attitudes Survey de WTW, el ahorro para la jubilación y la planificación de la economía diaria son dos de los temas que más preocupan a los empleados. Estos demandan también cada vez más ayuda a sus organizaciones sobre asuntos relacionados con el ahorro y las finanzas.
En definitiva, la preocupación por el futuro de las pensiones tiene causas objetivas, derivadas de los desafíos que tiene el sistema público, pero también está motivada por la falta de previsión y la baja cultura financiera de una parte importante de la población. Aumentar el ahorro y la inversión, planificar la economía doméstica para tener un futuro tranquilo y apoyarse en expertos en finanzas son algunas de las soluciones para reducir la incertidumbre y, por tanto, el miedo a no tener una pensión de jubilación suficiente.